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25/7/10

SIETE HÁBITOS DE UN GANADOR DE ALMAS EFICAZ


Hábito 1: Los ganadores de almas están preparados. Efesios 6:13-17; 1 Pedro 3:15.

Están espiritualmente preparados.

a. Caminan cerca de Cristo y mantienen una vida devocional constante.

b. Son activos en sus iglesias y son miembros fieles.

c. Asisten a los cultos de adoración y a la escuela dominical y estudian la Biblia con regularidad.

Están capacitados.

a. Los ganadores de almas están bien entrenados en la presentación del Evangelio mediante una o varias de las estrategias disponibles.

b. Están listos para entrenar a otros y ser un ejemplo de ganadores de almas.

c. Usan Nuevos Testamentos marcados y están en condiciones de expresar las verdades esenciales del evangelio de una forma sencilla y clara.

d. Usan folletos y otros materiales impresos del Evangelio para apoyar su presentación.

Hábito 2: Los ganadores de almas hablan de Cristo en cualquier momento y lugar. 2 Timoteo 4:1-2.

a. En la oficina.

b. En el restaurante.

c. En un avión.

d. Por teléfono.

e. En todo lugar donde se presente la oportunidad.

Hábito 3: Los ganadores de almas son adaptables en su presentación del Evangelio.

La mayoría de ellos no dependen de presentaciones mecánicas o enlatadas. Cada uno de ellos ha desarrollado su estilo particular.

a. Lo hacen personal y conversacional.

b. Usan su propio vocabulario e ilustraciones.

c. Cada encuentro de testimonio termina siendo algo único y diferente.

Hábito 4: Los ganadores de almas ven sus encuentros con otras personas como citas divinas. 1 Pedro 2:9; Romanos 1:16.

Empiezan el día con un sentido de expectación.

a. Sienten un sentido divino de misión.

b. Se ven a sí mismos como instrumentos de la gracia de Dios para otros.

c. Buscan la manera de sacar el mayor beneficio de su encuentro con otros dirigiendo la conversación intencionalmente hacia el área espiritual.

Hábito 5: Los ganadores de almas se preocupan que los resultados sean obra de Dios.

Los ganadores de almas se dan cuenta de que no pueden salvar a las personas con sus propias fuerzas humanas. Las personas acuden a Cristo sólo mediante la obra del Espíritu Santo, trabajando a través de ellos.

Hábito 6: Los ganadores de almas se involucran en los programas de evangelismo de la iglesia, pero no están limitados por ellos.

a. A los ganadores de almas se les ve activos en sus iglesias locales. La mayoría de ellos participan en los programas de capacitación existentes de visitación y evangelismo; pero ellos no se limitan a sí mismos a hablar de Cristo durante esas actividades promovidas por la iglesia.

b. Ellos ven cada momento de cada día como una oportunidad evangelizadora.

c. Los ganadores de almas también buscan reproducirse a sí mismos en otros. La mayoría de ellos son maestros y consejeros de otros en los programas de evangelismo.

Hábito 7: Los ganadores de almas oran constantemente por oportunidades para hablar a otros de Cristo.

a. Los ganadores de almas oran por aquellos a los que han hablado de Cristo.

b. Oran por aquellos a los que todavía no han dado testimonio.

c. Oran por citas divinas y por nuevas oportunidades de dar testimonio.


HIMNO: Señor Jesús me entrego a tí

1
Señor Jesús me entrego a tí
me entrego en verdad;
tu Espíritu me reveló la gran necesidad.

CORO
Envía, envíame Señor
la míes es mucha y grande la labor
más constreñido por tu amor
quiero servirte, buen Salvador.

2
Amigos quieren impedir
que yo me entregue hoy
más Cristo su promesa da
contigo siempre estoy.

3
Ningún placer jamás habrá
mayor que proclamar
el evangelio de su amor
el mundo por salvar.

18/7/10

EL PELIGRO DE MEZCLAR LO SAGRADO CON LAS COSAS DEL MUNDO


Hageo 1:7 dice: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre nuestros caminos.”

Hoy queremos compartir con todos nuestros lectores; creyentes y seguidores de Cristo, así como aquellos que aún no conocen a Cristo como su Salvador personal, sobre la importancia que tiene el querer seguir y servir a Dios, y las consecuencias que implica, la desobediencia tanto en el cristiano, como en el que no lo es…

La Escritura nos habla en el Libro del Profeta Daniel, sobre la historia del rey Belsasar, hijo de Nabucodonosor allá en Babilonia, quién cometió un grave pecado delante de Dios, haciendo lo malo, y teniendo en poco sus mandamientos. Sabiendo que su padre, había reconocido y dado gloria y honra al Dios Altísimo, su actitud fue de completa rebeldía, alabando a dioses de oro, de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. Pero Dios trató con él conforme a su pecado. Daniel 5:1-4.

De la misma manera, Dios va a tratar con aquellos cristianos que actúan o actuamos deliberadamente, mezclando las cosas sagradas y espirituales, con las cosas del mundo.

I.- LA ESCRITURA EN LA PARED

Belsasar, a pesar de que tenía conocimiento de Dios, se empeñó en querer actuar bajo sus razonamientos, pasando por alto el respeto que debía tener hacia las cosas que habían sido consagradas para el servicio a Dios. Daniel 5:2-3 “Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas.”


Debemos estar conscientes de que con Dios no se juega, porque él no pasará por alto, que sabiendo hacer lo bueno, se prefiera practicar lo que es pecado delante de él. “Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies.” Nahum 1:3; “Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.” Salmo 50:16-21.

Belsasar usó los utensilios de oro, de la casa de Dios en Jerusalén para alabar a los ídolos… ¿Y nosotros? ¿Cómo estamos empleando el conocimiento que tenemos de las cosas espirituales? ¿Lucrando con el Evangelio? ¿Malinterpretando las Sagradas Escrituras, haciendo un mal uso de ellas? ¿Usando la Biblia, sólo para sacar provechos personales? Hoy en día existen muchos llamados cristianos con supuestos dones espirituales, que interpretan la Biblia a su manera y enseñan doctrinas falsas, que están llevando una doble vida, una vida de pecado e inmoralidad, haciendo mercadería del Evangelio, honrando de esta manera al diablo y deshonrando a Dios y al verdadero Evangelio de Cristo. 2 Pedro 2:1-3; 15-19.

Es importante meditar en esto, reflexionar en el uso que doy a mi vida y al conocimiento que tengo de la Palabra de Dios para actuar en consecuencia como un verdadero seguidor de Cristo.

Nosotros como cristianos somos instrumentos escogidos, apartados para la honra y la gloria de Dios, y nunca, por ningún motivo, debemos prestarnos para mezclarnos con lo inmundo, y dar la honra al diablo con nuestras malas acciones. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” 1 Pedro 2:9.

La escritura decía así: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN”.

MENE: Contó Dios tu reino y le ha puesto fin.
TEKEL: Pesado has sido en balanza y fuiste hallado falto.
PERES: Tu reino ha sido roto y dado a los medos y los persas.

Muchas veces pensamos que porque ya hemos sido salvos, y no perdemos la salvación, podemos actuar como queramos, bajo nuestra propia opinión, y porque quizás pasa y pasa el tiempo, y no ocurre nada, creemos que todo está bien. Pero esta situación debe preocuparnos y ponernos a pensar, si realmente somos hijos de Dios, recordemos que la Biblia nos aclara, que Dios al que ama castiga, y azota a aquel al que recibe por hijo. Hebreos 12:6.

Pero a veces, Dios también permite que seamos entregados a Satanás, para que nuestro cuerpo sea destruido, y como dice su Palabra, a fin de que seamos salvos en el día del Señor. 1 Corintios 5:5.

Hebreos 10:26-27 dice: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.”

Hermano, hermana, ¿Cuántos casos conocemos de hombres y mujeres, que han conocido la luz del Evangelio de Cristo, y viven un tiempo en aparente consagración, pero después de un tiempo por diversas circunstancias de la vida han vuelto atrás, y se han convertido en burla de la gente? Recibiendo críticas por doquier que después de haber sido “cristiano”, se volvió al mundo y su condición viene a ser peor que antes. Mateo 12:43-45.

REFLEXION:

Dios nos da tiempo, para que meditemos y nos arrepintamos sobre nuestra manera de actuar: si siendo cristianos, estamos viviendo una mezcla de lo espiritual con lo mundano, para que dejando atrás toda mala acción, busquemos la reconciliación con nuestro Salvador, y renovando nuestros votos consagrándonos a su servicio.

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” 1 Juan 2:1. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9.

Porque aquel que verdaderamente es hijo de Dios; cuando cae, se levanta y su vida es enteramente consagrada a su Señor, no vive una vida de pecado sino vive en santidad, una vida que agrada a Dios en todo momento. "Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor." Hebreos 12:14; "Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!" 2 Pedro 3:11.

Pero aquel que cae muchas veces, y ya no se levanta, no quiere arrepentirse de sus pecados, de acuerdo a la Escritura no es un hijo de Dios. “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido.” 1 Juan 3:6.

No esperemos pues, a ser pesados en balanza y ser hallados faltos, exponiéndonos al justo juicio de Dios, siendo quitados de este mundo, y que otro tome nuestro lugar. "Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno" Judas 5-7.

"Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio." 2 Pedro 2:1-4.

Gracias a Dios por su paciencia, y por su misericordia, gracias porque recibimos también la advertencia, dándonos tiempo de enmendar errores, y vivir para servirle, siendo aquellos instrumentos que Dios ha escogido, para llevar la luz del Evangelio de Cristo a los perdidos, y compartir las buenas nuevas, siendo ejemplos vivos, de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, con nuestro buen testimonio. “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.” Filipenses 2:15.

Que Dios nuestro Señor, les bendiga grandemente.

11/7/10

LA URGENCIA DE EVANGELIZAR


Es normal que una persona que está testificando a su familia y amigos inconversos, se pregunte¿por qué no ve frutos de su predicación. “Si estoy predicándoles bíblicamente, correctamente y con amor, y Dios mismo quiere salvarles, ¿por qué no son salvos aún?”

Tenemos que iniciar creyendo que Cristo murió como sustituto inocente por los pecados de todos los hombres.

“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” 1 Juan 2:2.

Dios quiere que todos los hombres sean salvos y que nadie se pierda (2 Pedro 3:9), pero para ser salvo, el hombre debe convertirse de sus malos caminos y someterse al señorío de Jesucristo, en arrepentimiento y fe. Si alguien no es cristiano, no es por culpa de Dios:

- Si esa persona conoce el evangelio y lo rechaza, es por elección propia. Como por ejemplo, el rey Agripa al que Pablo procuró persuadir, pero se negó (Hechos 26:28). También, por esto debemos aprender a testificar correctamente y explicar bien el evangelio, para que las personas puedan entender y creer.

- Si esa persona no conoce el evangelio, Dios nos mandó a nosotros a explicárselo. La creación y su conciencia propia son testimonio de una obra general de Dios, pero no pueden invocarle si no les predicamos.

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” 1 Corintios 1:21.

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:14.

Además, mira que estos versos nos muestran que Dios nos dio la responsabilidad a nosotros de ir y predicarles. Esa es la manera que Dios definió para transmitir el evangelio.

Entonces, el requisito de Dios es una conversión genuina, creer en Cristo. Dios salva a todos los que creen en el Señor Jesucristo.

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:21-23.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda” Juan 3:16.

“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” Romanos 10:4.

Si alguien no cree en el Señor Jesucristo, no puede ser salvo. Y no puede creer, si no le predican. No hay nada escrito, ni preestablecido para nadie. Debemos ir y explicarles.

“Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:12-14.

Vemos entonces la responsabilidad moral de nosotros los cristianos de predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). El medio elegido por Dios es la predicación (1 Corintios 1:21), así que esa es la gran Comisión, el gran Mandato, la Gran Responsabilidad.

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” 1 Corintios 1:21.

¿Lo estás cumpliendo? Dios te pedirá cuentas en el Tribunal de Cristo (2 Corintios 5:1-10). Esta es la manera en cómo en estos días Dios salva a los hombres. Si no predicamos, los pecadores inconversos no podrán creer y ser salvos. Es la voluntad de Dios que el mundo conozca el evangelio a través de nuestra predicación.

La urgencia de evangelizar: Si no predicas a alguien, y esa persona muere sin Cristo, las consecuencias son eternas e irreversibles.