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19/5/12

¿CÓMO CORRER LA CARRERA CRISTIANA?


"Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma." Hebreos 10:38.

Los cristianos tenemos alrededor una grande nube de testigos, que observan nuestra manera de vivir, y del testimonio que ofertamos a la sociedad.

Hay un propósito para correr con éxito la carrera de la vida cristiana:


- Cómo estimularnos.
- Cómo permanecer.

La Biblia dice que es imposible que no vengan aflicciones, pruebas, luchas, grandes tribulaciones. Absolutamente todos los cristianos vamos a pasar por esto mientras llegamos a la Patria Celestial, pero así como Dios nos advierte, Dios mismo nos dice en su Palabra cómo correr con éxito la carrera hasta llegar a la meta final.

Ha habido sin duda alguna todo tipo de luchas, pero gracias a Dios hasta hoy nos ha ayudado Jehová, y es en estas pruebas y luchas donde realmente mostramos nuestra vida cristiana, quiénes somos y cómo somos realmente.

Esta comparación que hace el autor bíblico de nuestra carrera cristiana con los atletas del mundo, porque para llegar a ser un atleta exitoso, habrá de cumplirse con estrictos requisitos físicos, y grandes compromisos. Un atleta, debe despojarse de peso físico para estar en la mejor forma y condición física si es que quiere llegar a ser un triunfador. Esto es en el mundo secular, pero en la vida espiritual es semejante, solo que con razones de mayor peso para llegar a la meta final que es el cielo.

1.- Despojándonos de todo peso y de pecado que nos asedia.

En relación al Cristianismo, el peso que agobia está referido a todas las cargas de tipo espiritual que hacen peso en las espaldas, y por ende, ese peso será un estorbo para correr la carrera cristiana.

¿Podemos recordar a hermanos o hermanas que tiempo atrás practicaban una vida espiritual con mucho optimismo y llenura del Espíritu Santo, y ahora viven la más completa derrota y hasta alejados de Dios?

La raíz del problema es porque empezaron a llenarse de problemas y cargas que no les correspondía llevar. Se olvidaron del llamado de Cristo cuando dice “venid a mí todos los que estáis cansados y cargados, y yo os hará descansar” (Mateo 11:28).

Hay miles de cosas que pueden ser un estorbo para correr con éxito la carrera cristiana… Gálatas 5:7-8.

¿Qué es lo que estorba en tu vida para que no corras como debes tu carrera?

Cuando pasamos por alto las instrucciones de nuestro entrenador, corremos el riesgo de ser eliminados de la competencia, y quedar condenados a solo vivir de los recuerdos. ¿Cuántos cristianos hay en día que solo viven de tristes recuerdos? Quizás fueron grandes predicadores, maestros, evangelistas, ministros fieles? Pero que Dios los eliminó por no haberse despojado de peso y pecado en su vida cristiana, fueron descalificados por Dios, por no considerarlos aptos y fieles para cumplir con el ministerio que se les encargó. 1 Corintios 9:24.

No olvidemos que Dios va a recompensar la fidelidad del cristiano, por tanto debemos llevar una vida santa, sin complicaciones ni pecados que nos cuesten la separación de nuestro Dios.

2.- Correr la carrera con paciencia

Tenemos mucho que correr, quizás algunos ya estamos llegando a la meta, (estamos prontos para partir con Dios), otros, quizás van a medio camino, y otros, pueden ir empezando su recorrido, pero la idea central, es correrla sin desmayar.

En la vida cristiana, es fundamental la paciencia… Tomemos en cuenta esto: ¿De cuánta paciencia no echan mano nuestros pastores para con nosotros? ¿Por qué pasa que a veces entre más predicaciones y amonestaciones contra cosas que no convienen y que nos dañan como cristianos, más persistimos en pecar y hacer exactamente lo contrario a lo que se nos dice?

Entre el pueblo cristiano debe existir también la paciencia, practicarla los unos para con los otros, soportándonos en amor dice la Escritura. Puesto que en el pueblo del Señor hay de todo tipo de caracteres, pero es cierto que mil veces es mejor estar dentro del rebaño del Señor que estar fuera de él. Santiago 5:8; Efesios 4:2.

Por causa de la impaciencia, muchos han sido eliminados.

La paciencia debe tener su obra completa, y en la carrera cristiana, es la prueba de nuestra fe.

3.- Correr la carrera puestos los ojos en Jesús

Puestos los ojos en Jesús, no en el pastor, no en la esposa, no en los hijos, no en los demás cristianos; sino en el autor y consumador de la fe.

Cuando quitamos la vista de Cristo, como le pasó a Pedro, no dudemos que nos vamos a hundir en ese mar de problemas que existen en el mundo, Y además de hundirnos, nos hacemos acreedores de maldición de parte de Dios porque él dice que maldito el hombre que confía en el hombre, por tanto, no solo vamos a ser desdichados, sino maldecidos.

¿Porqué no tomar solo aquellos que nos edifica de los demás? Desechemos lo malo que nos afecta a nuestro alrededor porque solo conseguiremos que nos sirva de estorbo o de tropiezo en la pista hacia la meta final.

Las recompensas del Señor son hermosas después de haber llegado a la meta, así que corramos con gozo.

Lo que podamos sufrir o padecer aquí en la tierra, no es nada comparado con las glorias venideras de parte de Dios nuestro Padre. Por tanto, como dice Santiago, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, porque bien vale la pena soportarlo todo si al final tendremos grande galardón.

Dios quiere que al caminar sobre las aguas, aprendamos a caminar sobre los problemas de la vida, pero asidos de la mano de Cristo porque solo eso nos va a garantizar el triunfo, porque nuestra confianza y nuestra mirada están puestas en Jesús.

Debe motivarnos el considerar todo lo que sufrió Cristo por nosotros, para que nuestro ánimo no desmaye. Porque no hemos sufrido nada comparado con lo que Cristo sufrió, no hemos pasado aun por derramamiento de sangre por causa de Cristo, y si aun si esto pasare en medio de esa prueba, nuestra fe deberá permanecer firme porque la meta es llegar a la estatura de la plenitud de Cristo. Y ahora estamos más cerca del cielo, que cuando creímos.

¿Porqué a Pablo no hubo poder humano que lo detuviera? ¿Porque siempre fue como una máquina invencible que nada le movía?

No existía cosa alguna que lograra desanimarle ni atemorizarle, porque tenía en mente un solo propósito, una sola meta, terminar la carrera en Cristo el Señor.

Seamos como Pablo, que podamos decir al final de nuestro camino: “He peleado la batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.

Estimados hermanos, que esto nos aliente y nos de fuerzas como las águilas porque esperamos en Jehová.

Dios les bendiga…