Es normal que una persona que está testificando a su familia y amigos inconversos, se pregunte¿por qué no ve frutos de su predicación. “Si estoy predicándoles bíblicamente, correctamente y con amor, y Dios mismo quiere salvarles, ¿por qué no son salvos aún?”
Tenemos que iniciar creyendo que Cristo murió como sustituto inocente por los pecados de todos los hombres.
“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” 1 Juan 2:2.
Dios quiere que todos los hombres sean salvos y que nadie se pierda (2 Pedro 3:9), pero para ser salvo, el hombre debe convertirse de sus malos caminos y someterse al señorío de Jesucristo, en arrepentimiento y fe. Si alguien no es cristiano, no es por culpa de Dios:
- Si esa persona conoce el evangelio y lo rechaza, es por elección propia. Como por ejemplo, el rey Agripa al que Pablo procuró persuadir, pero se negó (Hechos 26:28). También, por esto debemos aprender a testificar correctamente y explicar bien el evangelio, para que las personas puedan entender y creer.
- Si esa persona no conoce el evangelio, Dios nos mandó a nosotros a explicárselo. La creación y su conciencia propia son testimonio de una obra general de Dios, pero no pueden invocarle si no les predicamos.
“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” 1 Corintios 1:21.
“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:14.
Además, mira que estos versos nos muestran que Dios nos dio la responsabilidad a nosotros de ir y predicarles. Esa es la manera que Dios definió para transmitir el evangelio.
Entonces, el requisito de Dios es una conversión genuina, creer en Cristo. Dios salva a todos los que creen en el Señor Jesucristo.
“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:21-23.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda” Juan 3:16.
“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” Romanos 10:4.
Si alguien no cree en el Señor Jesucristo, no puede ser salvo. Y no puede creer, si no le predican. No hay nada escrito, ni preestablecido para nadie. Debemos ir y explicarles.
“Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:12-14.
Vemos entonces la responsabilidad moral de nosotros los cristianos de predicar el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). El medio elegido por Dios es la predicación (1 Corintios 1:21), así que esa es la gran Comisión, el gran Mandato, la Gran Responsabilidad.
“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” 1 Corintios 1:21.
¿Lo estás cumpliendo? Dios te pedirá cuentas en el Tribunal de Cristo (2 Corintios 5:1-10). Esta es la manera en cómo en estos días Dios salva a los hombres. Si no predicamos, los pecadores inconversos no podrán creer y ser salvos. Es la voluntad de Dios que el mundo conozca el evangelio a través de nuestra predicación.
La urgencia de evangelizar: Si no predicas a alguien, y esa persona muere sin Cristo, las consecuencias son eternas e irreversibles.