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27/6/10

PREPARAD VUESTRO CORAZON



"Oid, pues, vosotros la parábola del sembrador…" Mateo 13:18.

Como humanos somos dados casi siempre a hacer las cosas a nuestro parecer; por regla general tendemos a querer añadir o llevar la contraria a todo aquello que aparentemente y según nuestra manera de pensar no está bien.

Pero en las cosas espirituales no es así, porque las disposiciones generales y las reglas a seguir y obedecer ya están escritas e instituídas por Dios. Por lo que el cristiano lo único que tiene que hacer, es acatar y cumplir con los mandamientos establecidos en las Sagradas Escrituras, pidiendo en todo y para todo la voluntad de Dios.

El cristiano debe preparar su corazón en todo momento, para poder recibir las bendiciones del Señor, y poder ser de bendición a los que nos rodean.

Debemos preparar nuestro corazón mediante la oración, a cualquier hora del día o de la noche en que busquemos al Señor, al encaminarnos a nuestro trabajo, a nuestra escuela, sobre todo al disponernos a salir al Templo cuando es día de reunión y pedir la dirección de Dios para nuestras vidas, y ser asi edificados y bendecidos a través del mensaje.

Hermano, hermana: nuestra vida representa distintos tipos de terreno; ¿A cuál de estos pertenece, o se adjudica usted?...

1.- “El de junto al camino”. El sembrador salió a sembrar, y su semilla cayó junto al camino pero las aves vinieron y la comieron.

Nosotros cumplimos con sembrar esa semilla, cuando alguno la oye y no la entiende, o no dispone su corazón para recibir la salvación de Jesús, el diablo con mucha facilidad viene y arrebata lo que ha sido sembrado en su corazón y lamentablemente con el peligro de ir al infierno.

Pero aun en nosotros como cristianos, siendo ya salvos, asistimos o nos congregamos, escuchamos los mensajes de la Palabra de Dios, pero ésta no hace mella en nosotros, no produce un efecto fructífero en nuestras vidas, es porque algún tipo de pecado existente en nosotros nos impide ser edificados y bendecidos para poder rendir frutos para el Señor.

2.- “La semilla que cayó en pedregales”. Es la semilla que brota pronto, que emerge con rapidez porque no tiene profundidad de tierra, y por lo tanto no tiene raiz, por lo que su existencia es muy corta. El terreno qe representa este corazón es solamente dado a la emoción, de momento hay gozo, y aparente disposición, mientras todo parece estar muy bien, pero venido el tiempo de prueba o de aflicción, viene el tropiezo , la caída y el desánimo y hasta el alejamiento por completo de Dios.

3.- “La semilla que cayó entre espinos”. La palabra de Dios ha sido sembrada y con apariencia ha sido escuchada y asimilada, pero dice la Palabra de Dios que por los afanes de este siglo y el engaño de las riquezas es ahogada. La semilla crece pero los espinos tambien y terminan por ahogarla.

El hombre que recibe la palabra del Señor, pero sus afanes y prioridades son las riquezas, solo consigue ahogarse en sus problemas y hacer infructuosa la obra de Dios. Porque recordemos que dice Santiago que la raiz de todos los males es el amor al dinero, y el cristiano que ama más al dinero que las cosas espirituales no podrá tener jamás una vida espiritual fructífera agradable para el Señor.

4.- “ El buen terreno”. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto a ciento, a sesenta y a treinta por uno.

Este es el tipo de cristiano que oye, entiende y obedece la palabra de Dios dando como resultado frutos para el Señor…

¿Cuál es el tipo de fruto que usted está dando para el Señor?

¿Cuál de estos terrenos representa usted?

Ahora… Reflexionemos en esto: ¿Qué pide Dios de usted y de mi?...

Si Jehová en verdad es nuestro Dios… entonces:

Deuteronomio 10:12-22.

1.- Jehová pide de mí que le tema, que le respete y que le obedezca.

a) El temor a Jehová, es lo que nos detiene de hacer lo incorrecto. Job 28:28.

2.- Jehová pide de mí que ande en todos sus caminos. Porque Dios no se limita a un solo lugar, o determinados espacios, donde quiera que vamos, Dios ahí está, y por lo tanto demanda de mí el honrarle. .

3.- Jehová pide de mí que le ame. Porque el tema central de todas las cosas es el amor, Dios me amó primero, me buscó y se entregó a sí mismo por mi en la Persona de Jesucristo. Por tanto, si yo amo a Dios, lo voy a manifestar en todas las áreas de mi vida.

4.- Jehová pide de mí que le sirva. Porque solo un Dios tenemos, y a El solo serviremos, con todo nuestro corazón, y con toda reverencia, es el propósito para el cual hemos sido creados. Y los resultados para nuestra vida y para nuestra descendencia; es bendición y prosperidad espiritual.

Si no estamos siendo buenos sembradores, o si no estamos cumpliendo con esta preciosa encomienda de parte del Señor, no esperemos más y vayamos a sembrar la semilla del glorioso evangelio de Jesucristo por doquier, no olvidemos que el fin de todas las cosas se acerca y vendra tiempo en el que no podremos hacerlo.