Lucas 5:1-11
¿Te gustaría ser pescador de hombres?
Cristo lo fue. Desde su nacimiento hasta su muerte, la persona de nuestro Señor Jesucristo ha atraído multitud de gente que escucha su palabra, para salvación personal.
Tenemos que reconocer entonces que en nuestros tiempos también se necesita una pesca milagrosa, porque la gente de hoy en día no quiere convertirse, no quiere salvarse, y no quiere dejar su estilo de vida acomodándose a sus pasiones y deseos carnales que batallan contra el alma. Aun cuando hemos echado las redes muchas veces en el mismo lugar, de diferentes formas, y hasta haciendo nuestros mejores esfuerzos, sin obtener grandes resultados.
Necesitamos que Dios siga haciendo milagros trayendo los peces a la red, así como lo hizo con nosotros cuando fuimos salvos. Porque el haber llegado la salvación a nuestras vidas, es verdaderamente un hermoso milagro de parte de Dios.
Es Dios quien traerá las almas a Cristo, no nosotros, el mérito no es nuestro, solo somos instrumentos en las manos de Dios.
Juan 17:6-7 dice: "He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran y me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti."
Entonces es Dios quién trae las almas a los pies de Cristo.
El pueblo cristiano solo tiene que cumplir con la gran encomienda de ir y predicar el evangelio, con la certeza de que sirviendo como instrumentos de Dios, esos peces que aun se encuentran en el mar, vendrán a las redes para ser salvos.
PARA GANAR ALMAS:
I.- IR HASTA ELLAS.
Cristo le dice: "Boga mar adentro" (vers. 4).
Aun cuando pescaron toda la noche y no pescaron nada, recibieron la orden de ir mas allá.
Quizás nosotros también ya hemos tirado la red muchísimas veces y no conseguimos pescar almas, pero Cristo dice: “Vayan mas allá” ese “mar adentro” significa; Ir más allá de las orillas, Ir más allá del mismo pueblo, significa Ir mucho más allá de lo que pensamos que son nuestros alcances, y significa también que tenemos que ir directamente a las personas y presentarles el plan de salvación.
Basta ya de buscar pretextos para evitar ir a predicar la palabra de Dios, y de buscar múltiples maneras que suplan nuestra obligación como cristianos, como promover propaganda impresa y discursos televisivos que muchas de las veces lo único que logran es confundir a la gente para poder hacer un buen reflexionamiento sobre su condición de pecadores y su gran necesidad de un Salvador que es Cristo el Señor.
Tenemos que hacerlo de manera personal, y al ir, debemos hacerlo con un objetivo bien definido, con un corazón dispuesto, y con todo el amor que Cristo nos enseña por las almas perdidas, dispuestos a todo, porque la meta por la cual nos metemos mar adentro, es la de ganar almas.
¿Cuál es la meta que se ha formado usted que ya es salvo, que ya ha sido limpiado, que ya ha sido redimido con la sangre preciosa de Cristo? ¿Es usted uno más del montón de cristianos que dan más prioridad a sus asuntos particulares o seculares, dejando de lado su principal encomienda que es la de ir por todo lugar compartiendo y sembrando la preciosa semilla? ¿Tan pronto nos olvidamos del gran entusiasmo que una vez mostramos cuando por primera vez experimentamos la luz de salvación en nuestras vidas?
No debemos conformarnos con la asistencia a la iglesia que a veces cumplimos como mero compromiso solo porque ya somos cristianos y la gente puede murmurar porque no nos congregamos.
¿O es usted de aquellos que quieren pasar desapercibidos porque el círculo de amistades sociales con los que se relaciona ignoran que es cristiano y que se congrega en un templo para adorar el nombre de Dios, y de ninguna manera se atreve a caminar por las calles evangelizando personas, repartiendo literatura bíblica, porque tiene temor a quedar en ridículo o vergüenza y exponiéndose a quedar sin amistades solo por ser creyente?
Si alguna de estas suposiciones se acomoda a su estilo de vida hoy en día, aun siendo cristiano, solo recuerde que delante de Dios no habra excusa válida para rendir cuentas en aquel día, y que irremediablemente estaremos ante el Tribunal de Cristo, siendo juzgados por nuestras obras como hijos de Dios. Porque su palabra dice que recibiremos recompensa por lo que hayamos hecho en esta tierra, sea bueno, o sea malo. Pero sobre todo no olvidemos, que mientras estamos en este cuerpo y en esta tierra, lo que sembremos, eso también segaremos.
La actitud del creyente puede adoptar muchas formas, de acuerdo a los contextos en los que vive, y cuando no se adquiere una madurez espiritual firme, es muy fácil caer en errores y prácticas que solo agradan a Satanás y que nos alejan más de Dios porque nuestras prioridades están centradas en las cosas de este mundo.
Un cristiano genuino y agradecido con Dios por la salvación de su alma, lo debe llevar a fijarse objetivos claros y precisos de querer compartir el evangelio con aquellas personas que no conocen aun de Cristo, fijarse la meta que Cristo se fijó cuando quiso dejar su gloria y su reino por amor a nosotros.
II.- QUITAR LA INCREDULIDAD
Verso 5: "Respondiendo Simón le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado."
¿Podemos llevar la cuenta de los miles de pretextos que ponemos a diario para ir en busca de las almas porque estamos siendo presas de la incredulidad? ¿Podremos ennumerarlos?
• “Ya hemos ido allá muchas veces.
• “ A esa persona siempre le estamos hablando del evangelio”.
• “ La iglesia siempre está haciendo Campañas Evangelísticas y no hay resultados”.
• Qué caso tiene hablarles si son personas que nunca entienden?
En la vida del cristiano jamás debe haber lugar para la incredulidad, porque conocemos la promesa de Dios que su palabra no volverá vacía, y si bien pueden pasar días, meses, quizás años, la semilla germinará. Por lo tanto con esa seguridad debemos cumplir con nuestro deber, creyendo que es Dios quién va a traer las almas para ser salvas. El trabajo del cristiano solo es ir, y tirar la red.
Es tiempo de hacer a un lado el desánimo, el desinterés, y mostrar el amor de Cristo en nuestros corazones hacia el prójimo. No antepongamos jucios sobre posibles resultados que no nos corresponden porque quién hace el trabajo final en el corazón de las personas es el Espíritu Santo.
La incredulidad es pecado y nunca será buena compañera, nos hace estériles y sin fruto.
III.- RECAPACITAR Y ECHAR LAS REDES EN EL NOMBRE DE JESÚS.
¿Dónde está la clave? En la oración.
Cuando el cristiano sale al campo de batalla, ya debe ir preparado anticipadamente, para tirar las redes al mar. Debe antes orar, ayunar y leer la escritura como previa actividad antes de ir a pescar almas, con la disposición total sabiendo que va con toda autoridad de parte de Dios, y aun el mismo diablo la respeta porque no vamos en nombre de ningún método, sino en el nombre de Jesús.
Muchas iglesias están vacias, ¿Por qué?, La respuesta es simple. Porque no hay quien vaya mar adentro, porque no hay obreros que estén dispuestos a ir a predicar corriendo riesgos, pasando por pruebas, tribulaciones, por el nombre de Cristo.
Es mucho más fácil seguir en las ocupaciones materiales que en las espirituales, y por ello nos vemos impedidos para buscar más y más de Dios.
Es tiempo de reflexión:
Dados los tiempos que vivimos, resulta conveniente preocuparnos más por los afanes seculares que por el principal propósito con que Cristo nos salvó? ¿Habrá en realidad una excusa válida como para no ir en busca de las almas perdidas?
No la hay, pero contrariamente si hay castigo o consecuencias para quién no lo hace. Reconsideremos y evaluemos nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios. Y si hay algo que impide una buena comunión para con el Padre, ajustemos cuentas y boguemos mar adentro, tiremos esas redes que aun hay muchos peces que están a merced del enemigo y a punto de perder su alma y su vida en el infierno.
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:19-20).
Que Dios nuestro Señor nos dé de su gracia para tener voluntad de ir y predicar el evangelio a toda criatura…
Dios les bendiga.
Gracias a Dios y a ustedes!
ResponderEliminarEsto es precisamente lo que necesitamos hacer...
Este seminario sera de grande bendicion y motivacion para la congregacion, con permiso de ustedes tomare algunos puntos y en el nombre del Senor Jesucristo hecharemos las redes mar adentro!