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19/12/10

MANUAL PARA TESTIFICAR (II): «¿POR QUÉ LOS “CRISTIANOS” NO SE COMPORTAN COMO CRISTIANOS?»

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La respuesta es dolorosamente obvia. Si alguien no se comporta como un cristiano, no es un cristiano (ver Santiago 1:22-25). Desafortunadamente, la iglesia está llena de personas así. Pero, ¿por qué? ¿Por qué hay tantos falsos convertidos? Porque ellos han respondido a un evangelio incompleto o a uno falso.


A muchos se les ha dicho que tienen un vacío en su corazón que sólo Jesús puede llenar, y que si tan sólo le pidieran a Jesús que entre en su corazón, Él los hará sentir llenos y completos. Este es un concepto del evangelismo moderno que recurre a las “necesidades personales”. Determina cuál es la necesidad personal de una persona, y entonces, presenta a Jesús como la respuesta a dicha necesidad. ¿Estás divorciado? Jesús te hará sentir completo. ¿Tus padres no te amaron lo suficiente? Dios quiere amarte y será tu Padre. ¿No te satisface tu dinero? Jesús sí lo hará.

Ahora, ¿hará Dios todas esas cosas? Por supuesto. Sin embargo, y esto es crucial, si una persona acepta a Jesús en su corazón sólo para sentirse completa, es un motivo equivocado y es poco probable que esa persona sea realmente salva. El vacío en el corazón de todos no es la tristeza ni la falta de realización, es la falta de justicia.

Esto es muy importante. Jesús no vino a esta tierra para entregar su vida de una manera cruel sólo para que nosotros pudiéramos estar felices. Él vino para hacernos justos. Y todos tiene que venir a Él por la misma razón—para ser hechos justos (para la justificación). Si le pedimos a Él que entre en nuestro corazón para hacernos felices, Él no entrará y nosotros no recibiremos la mera cosa que buscamos. En vez de esto, si venimos a Él humildemente (¿recuerdas nuestro principio?) buscando misericordia, Él entonces nos la dará… y además llenará ese vacío en nuestros corazones. Pero primero lo primero: Nuestra motivación para pedirle que nos salve debería ser la misericordia y no la felicidad.

¿Nos da Jesús amor, gozo, paz, paciencia, bondad, templanza, fe y dominio propio? Sí, pero sólo después de que nos hemos arrepentido y hemos puesto nuestra fe en Él. Dios nos da estos asombrosos regalos como los frutos (los resultados) de la salvación, pero no podemos y no debemos usar dichos regalos como una atracción para la salvación. Considera esto, si alguien pasa tiempo contigo sólo para obtener lo que tienes que ofrecerle (dinero, regalos, comida, servicio de lavandería), te sentirás usado, y con razón. Tú quieres que alguien pase tiempo contigo por lo que tú eres, no por lo que podrías darle. Así es con Dios. Si le seguimos sólo porque queremos Sus regalos, no es una fe aceptable. Esto es usar a Dios como nuestro plan de autorrealización.

Piensa en este ejemplo. Un grupo de hombres se rebela contra el Rey y tratan de usurpar su trono. Viven en el bosque y pasan sus días deshonrando al Rey. Sin embargo, un día el Rey decide perdonarles a estos rebeldes, y si no reciben el perdón, serán castigados.
Cuando un rebelde por naturaleza llega delante de Dios y anuncia que él está dispuesto a “aceptarlo a Él” porque quiere que Dios le dé regalos, ¿cómo crees que reacciona Dios?
El Rey manda un enviado al bosque. Cuando sus mensajeros encuentran a los rebeldes, ¿qué deben hacer? ¿Deben decirles a los rebeldes que es mucho más bonito y cómodo vivir en el castillo? ¿Deben decirles a los rebeldes que la comida del Rey es mucho mejor que la comida del bosque?

Si los mensajeros presentan cualquiera de estos dos ofrecimientos, los rebeldes bien podrían regresar al castillo y clamar, “¡Oye, Rey! ¿Dónde está la comida?” ¿Cómo reaccionaría el Rey? ¡Estaría furioso!

Cuando un rebelde por naturaleza llega delante de Dios y anuncia que él está dispuesto a “aceptarlo a Él” porque quiere que Dios le dé regalos, ¿cómo crees que reacciona Dios?

En cambio, los mensajeros del Rey deberían anunciarles a los hacedores de iniquidad: “El Rey debe sentenciarlos a muerte. Han rebelado contra Él. Ustedes han tratado de hacerse reyes. Merecen la muerte. El Rey tiene el derecho, la autoridad y el poder para poner fin a sus vidas. Pero el Rey es rico en misericordia y les ofrece el perdón hoy... si vuelven a Él con humildad, confesando sus errores y prometido su lealtad a Él”.

Así es cómo debemos estar proclamando el Evangelio. Si no lo hacemos de esta manera, sólo vamos a producir más rebeldes que no son arrepentidos ni leales, sino exigentes y desobedientes.


Para un tratamiento exhaustivo de la razón por la cual la Iglesia está llena de falsos convertidos, te recomiendo que leas el libro The Way of the Master por Ray Comfort. También, querrás leer o escuchar dos de los mejores mensajes que hay acerca del evangelismo bíblico: Hell’s Best Kept Secret (también escrito en español bajo el título: Lo que el diablo no quiere que sepas, por Ray Comfort) y True and False Conversions. Puedes conseguir todo este material en el sitio web http://www.livingwaters.com/.

EL USO DE LA LEY

Todos nosotros tenemos que venir al Salvador de la misma manera, en arrepentimiento con un corazón humilde. Todos tenemos que venir a Jesús clamando por misericordia, no por regalos. Es por esto que Jesús usó los Diez Mandamientos con el hombre principal en Lucas 18.

Jesús le dio la Ley, no porque se le olvidó temporalmente cómo una persona llega a salvarse, sino para hacer humilde al hombre y mostrarle su necesidad desesperada de limpieza. Por lo tanto, si nosotros vamos a ser testigos fieles, debemos aprender de Jesús y testificar de la misma manera que Él. En resumen, la manera en que Jesús testificó fue esta:

La Ley para el soberbio y la gracia para el humilde.

Si una persona es verdaderamente humilde—en otras palabras, comprende que ha violado los Diez Mandamientos de Dios y que merece Su ira (el castigo)—entonces, dale la gracia (como Jesús lo hizo con el humilde Nicodemo en Juan 3:16). Pero si la persona es soberbia y orgullosa, y casi siempre la gente lo es, debemos usar la Ley (los Diez Mandamientos) para hacerla humilde. Este es el propósito de la Ley.


"De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe." Gálatas 3:24.

Charles Spurgeon dijo: “Ellos nunca aceptarán la gracia hasta que tiemblen ante una ley justa y perfecta”.


El Salmo 19:7 lo dice claramente: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma”. Pablo dijo: “Yo no conocí el pecado sino por la ley” (Romanos 7:7). Si una persona no comprende la pecaminosidad excesiva de su propio pecado, no comprenderá qué tan asombrosa es la gracia. Si nosotros creemos que sólo tenemos un poquito de pecado, igualmente tendremos un poquito de gracia. Pero cuando comprendamos lo grotescamente pecaminosos que somos—cuando nos demos cuenta de que hemos ofendido a Dios en pensamiento, palabra y hecho—sólo entonces caeremos a Sus pies en adoración porque “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

En vez de manipular a las personas para que vengan a Jesús prometiéndoles que su vida será mejor si sólo dicen una oración, debemos usar la ley como un ayo (un educador, un guía; Gálatas 3:24), para traerlos humildes a la cruz del Calvario donde podrán clamar por misericordia, y donde podrán recibirla por gracia.

Aquí están los cincos pasos (las cinco preguntas) para testificar como Jesús. Apréndelos de memoria y estarás equipado para testificar con confianza y traer a alguien al arrepentimiento de sus pecados y a la fe salvadora en el Señor Jesucristo.

Continúa: Manual para testificar (III): «Cómo empezar un encuentro para testificar»

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