Evangelismo personal es tener con una persona, una conversación acerca del destino de su alma y su relación con Dios. Es enfrentar a la persona con su condición perdida en pecado y enseñarle el perdón que Dios le ofrece por medio de la cruz. Es dar a la persona una oportunidad de poner su fe en Jesucristo y recibir el perdón de pecado, más la vida eterna.
Conozco a un pastor bi-vocacional que ha laborado por muchos años, aun tomando de su propio dinero para construir un templo, sin éxito alguno. Viene poca gente a su iglesia. El problema es que él no predica el nuevo nacimiento porque cree que todo mundo va a ser salvo - que a fin de cuentas Dios va a ignorar el pecado de todos y llevarlos al cielo. Él, por su equivocación doctrinal, cree que está predicando el amor de Dios, sin embargo no está ofreciendo a la gente ninguna esperanza. Su predicación deja a la gente en su pecado, sin perdón. ¡Y no sabe porque su iglesia no crece!
Este artículo es una explicación de como guiar a una persona a Cristo. Si usted no lo puede hacer, su trabajo evangelístico no tiene futuro porque usted no tiene nada que ofrecerle a la gente. Usted como obrero no puede hacer nada por la gente, pero Cristo ya ha hecho todo en la cruz del calvario, y sigue transformando las vidas de "todo aquel que en él cree." Usted, como obrero, necesita saber como convencer a una persona de que está "perdido" en pecado, antes de que puede ser "salvo" en Cristo.
De ejemplo le dejo la historia de un vendedor de seguros de vida. Decía que no podía vender una póliza de seguro de vida, hasta poder hacer a la persona imaginar a la carrosa llegando a su casa a llevar su cadáver a la funeraria. Hasta que la persona comprendiera su mortalidad, aun pudiera imaginarse muerto, no compraba una póliza de vida para el bien de su familia. Igual en lo espiritual, si una persona no se ve a sí mismo como perdido en su pecado jamás va a pedir ser salvo. Enfrentar a la persona con su realidad espiritual, no es un tema de mal gusto, es la historia de amor más grande del mundo. "Que aun siendo pecadores Cristo murió por nosotros." (Romanos 5:8).
A. Enseguida consideremos como tratar con personas que no rechazan el evangelio y desean saber como ser salvos. Son las personas más fáciles de tratar, pero que necesitan una buena explicación de como recibir a Cristo como su Salvador personal.
1. Demostrarle que Jesús llevó nuestros pecados. Enseñarle que Cristo llevó nuestro pecado en su cuerpo en la cruz y nos puede dar perdón de pecado.
"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros." Isaías 53:6
"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)." Gálatas 3:13
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." 2 Corintios 5:21
2. Demostrarle que Jesús es el Salvador resucitado y nos puede salvar completamente. Enseñarle que Cristo no solo da perdón de pecado pero que nos puede librar del poder del pecado sobre nuestra vida.
"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos." Hebreos 7:25
"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaos sin mancha delante de su gloria con gran alegría." Judas 24
3. Demostrarle a Jesús como Señor. No es suficiente conocer a Cristo como nuestro Salvador, también tiene que ser Señor de nuestra vida.
"Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quién vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo." Hechos 2:36
"Que si confesáis con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." Romanos 10:9
4. Demostrarle como apropiarse de Jesús. Enseñarle que no es suficiente saber que Cristo cargó en sí nuestro pecado, que es el Salvador resucitado, y que Jesús es Señor; sobre todo tiene que aceptar que Cristo hizo todo esto por él mismo. Poder decir, "Llevó mis pecados; es mí Señor."
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." Juan 1:12
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16
5. Demostrarle la necesidad de confesar a Cristo en voz alta. Enseñarle a confesar a Cristo abiertamente, si no esta conversación no ha terminado satisfactoriamente. La persona no ha recibida a Cristo; no es "salvo."
"Que si confesáis con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación." Romanos 10:9,10
6. Demostrarle que la salvación de Cristo es seguro. Enseñarle que puede estar seguro que es hijo de Dios.
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él." Juan 3:36 "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos." Mateo 10:32
7. Demostrarle como vivir la vida cristiana. No es suficiente que la persona recibe a Cristo; hay que enseñarle tomar los primeros pasos en la fe.
a. Estudiar la palabra de Dios y memorizarla: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." Salmo 119:11; "Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación." 1 Pedro 2:2
b. Demostrarle las horribles consecuencias del pecado. Enseñarle el significado literal, espiritual y eternal de la "muerte." Orar a Dios: "Orar sin cesar." 1 Tesalonicenses 5:17; "Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán." Isaías 40:31.
B. La mayoría de la gente está demasiado ocupada para pensar en las cosas de Dios. Peor aun, tienen poca preocupación por su salvación. Es nuestro trabajo, al encontrar una persona sin preocupación por la salvación de su alma, producir en él esa preocupación. Así se hace.
1. Demostrarle que delante de Dios es un gran pecador. Enseñarle que no ha puesto a Dios en primer lugar en su vida y que algún día tendrá que rendir cuentas a Dios por sus acciones.
"Jesús les dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con todo tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento." Mateo 22:37,38; "De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí." Romanos 14:12
2. "Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." Romanos 6:23; "No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos." Isaías 57:21
3. Demostrarle que su falta de fe en Cristo es ofensivo a Dios. Enseñarle que no hay nada peor que no creer en Cristo.
"El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malos." Juan 3:18,19; "Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?" Hechos 2:36,37
4. Demostrarle las consecuencias trágicas de no creer. Enseñarle que sin fe es imposible acercarse a Dios.
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios." Hebreos 11:6; "Por eso os dije que morareis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis." Juan 8:24; "Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir." Juan 8:21
5. Demostrarle que lo único que se tiene que hacer para estar perdido es ignorar la salvación que Dios le ofrece. Enseñarle que no es necesario estar hundido en los vicios para estar separado de Dios.
"¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron." Hebreos 2:3; "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él." Juan 3:36
6. Demostrarle el maravilloso amor de Dios para con él. Enseñarle el gran amor que Dios le tiene personalmente.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16; "¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia, y longanimidad, ignorando que su amor te guía al arrepentimiento." Romanos 2:4; "Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados." 1 Pedro 2:25
Si usted es un obrero tiene que tener este argumento bien aprendido para poder dar una explicación a todos de la esperanza que ofrece la fe cristiana. Si usted no ha oído esta discusión antes, hoy es su día de salvación. No deje que pase un momento más sin recibir todo el amor de Dios para usted - el perdón de pecado, una vida nueva en Cristo, y un futuro eterno en Su presencia, todo como un hijo de Dios por fe.
Usted como obrero tiene que enseñar a los congregantes o personas discipulados en la iglesia a que ellos también compartan su fe con otros. Es tan sencillo como hacer la pregunta, "¿Si usted se muriera hoy, está 100% seguro de que irá al cielo?", y luego dar la respuesta de como se puede saberlo con seguridad. El que gana almas es sabio. Que Dios le bendiga con su trabajo evangelístico..
"Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones." 1ª de Tesalonicenses 2:4
¿Alguna vez usted ha confiado algo muy suyo a alguien?, ¿Lo ha hecho depositando toda su confianza en esa o esas personas?...
Y ¿Qué pasa cuando alguien en quien hemos confiado nos entrega un mal reporte, o malas cuentas como comúnmente decimos?
De la misma manera Dios a nosotros los cristianos nos ha confiado su Palabra, nos ha confiado su Evangelio, y somos nosotros los únicos indicados para llevar las buenas nuevas, las noticias de salvación para toda la humanidad.
Podemos decir que es relativamente fácil predicar, compartir esas noticias de salvación a través de Cristo, y que no hay posibilidad de ir al cielo fuera de él.
Hermano (a) que tenemos el privilegio de ser ahora hijos de Dios, nosotros que somos los llamados a ir y predicar el Evangelio a toda criatura; ¿seremos capaces de pensar que pueden ser otros los que deben llevar esas buenas noticias de salvación?, ¿o simplemente dejar que otros sean los que vayan y prediquen cuando la gran encomienda es también para ti y para mi?
Cada Biblia que tenemos, cada libro que poseemos como ayuda espiritual, cada documento que nos sirva de apoyo para nuestro crecimiento espiritual; es también un elemento, o un instrumento a cuentas, sobre el uso que estemos dando para dar cumplimiento a nuestra responsabilidad evangelística.
Dios me encarece a mí y te encarece a ti para que vayamos y prediquemos, y ya sabemos porqué a nosotros sí y no a los demás. 2ª de Corintios 4:1, 2, 5, 7.
Somos solo siervos de Dios, no podemos salvar a nadie, pero el poder es de Dios, porque es Él con nosotros al hablar a los perdidos. No podemos ir tampoco guiados o confiando en nuestro conocimiento intelectual, sino bajo la absoluta convicción de que es el Espíritu Santo, quien nos va a usar para hablar con denuedo a las personas.
De ninguna manera, y bajo ninguna circunstancia debemos ir con la mentalidad que somos nosotros los que podemos cambiar la mentalidad de las personas, porque de ser así, lo primero que verían en nosotros son los errores que tenemos como seres humanos. Romanos 1:16.
El Evangelio es un poder de Dios para salvación. Porque es también el anhelo de Dios para su creación: La salvación universal. Y es de esta manera que debemos entender cuál es nuestro deber en Cristo. 1ª de Tesalonicenses 2:2.
Hay quizás muchos inconvenientes que impidan que vayamos y hablemos a la gente del gran peligro que corre lejos de Cristo, debemos dejar a un lado todo lo que nos estorba para atender al llamado de nuestro Dios. Porque el Evangelio no es para justos, sino para pecadores, y es por eso la gran necesidad de salir ya por todo el mundo y anunciar aquello que se nos ha sido confiado como Iglesia de Cristo. 1ª de Corintios 9:17 y 1ª de Timoteo 1:11. El glorioso evangelio nos ha sido encomendado. Y también el guardar lo que se nos ha encomendado. 1ª de Timoteo 6:20.
Por tanto lo que todo cristiano debe hacer, es siempre recordar y cumplir cuál es la voluntad de Dios para con sus hijos, y cuál es el mandato para todos. 2ª de Timoteo 4:1-2. No olvidando que nosotros también hemos sido rescatados de las tinieblas a su luz admirable, y ha sido para ir y anunciar las buenas nuevas de salvación.
Estimado hermano (a) que tienes la oportunidad de leer esta pequeña reflexión: No hagamos oídos sordos al llamado de Dios, no echemos en saco roto los mandamientos de nuestro Dios, ni dejemos para mañana lo que podemos hacer desde ya. No esperemos que Dios nos hable con vara de corrección si no anunciamos el glorioso Evangelio de Cristo. 1ª de Corintios 9:16.
Recordemos que nuestro Dios es un Dios de paciencia, de clemencia y de misericordia, pero también sabemos que es un Dios de justicia.
Y como al principio preguntaba, ¿Cuál es nuestra reacción al ver que alguien nos falla? ¿Cuándo vemos que alguien nos rinde malas cuentas de aquello que le hemos confiado? Quizás con justa razón nos molestamos.
¿Entendemos ahora cómo es que se siente nuestro Dios cuando no obedecemos? ¿Cuándo le defraudamos? ¿Y para qué esperar el justo juicio de Dios en nuestras vidas? Vayamos ahora que aun es tiempo, trabajemos para Aquel que lo ha dado todo por nosotros, y más ahora que podemos ver ante nuestro ojos que el tiempo del fin se acerca…
Que Dios les bendiga grandemente, hoy y siempre, y que puedan ser edificados a través de esta sencilla reflexión bíblica.
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El afán de muchos pastores y evangelistas en el día de hoy es el de atraer grandes multitudes, y es cierto que hay una inspiración para el orador en los grandes auditorios; pero cabe preguntar: ¿Así es cómo se alcanza el mayor éxito en la obra de ganar almas para seguir a Cristo? ¿Es el mejor método? ¿Es el del divino Maestro?
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El profeta Isaías dice a Israel: “Acontecerá en aquel día, que… seréis reunidos uno a uno” (Isaías 27:12). Este es el método divino, y el que busca al individuo, hallará a muchos. Dios creó a toda la raza humana; bendice a todos de una manera imparcial; ama a todo el mundo. Sin embargo, trata con cada uno como individuo. El ganado sobre mil collados es Suyo, pero conoce a cada una de sus ovejas por nombre. Juan dice que “amó Dios al mundo”, (Juan 3:16) pero Pablo dice en Gálatas 2:20: “El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Es el mismo Dios que ama al mundo entero pero que ama de manera especial a cada una de las personas de manera individual. .
¿Quién puede dudar de la necesidad de la obra personal en el evangelismo? El evangelio, el ejemplo de Jesús y de sus apóstoles, la experiencia de los discípulos a través de los siglos, nuestra propia observación, todo nos da a comprender la apremiante importancia del evangelismo personal.
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El principio fundamental del evangelismo es el trabajo personal. Cada cristiano debe ser un evangelista. Hemos dejado al ministro y al evangelista todo este trabajo. El ministro puede ganar algunos, pero siempre seran relativamente pocos. El problema de la evangelización del mundo será resuelto cuando podamos despertar a todo cristiano la necesidad de ocuparse en ganar almas.
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En la primitiva Iglesia cada miembro era un evangelista. El historiador inglés Gibbon dice que la razón principal por qué el Cristianismo primitivo se diseminó tan rapidamente, era ‘que tan pronto como un hombre se convirtió, corrió para impartir la nueva a su vecino.’ En el primer siglo, los discípulos ‘iban por todas partes anunciando la palabra de Dios.’ Felipe se apresuró a ir al despoblado para predicar la buena nueva al eunuco (Hechos 8:26-40).
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La obra personal triunfará. Jesús era un obrero personal. Predicó algunos de sus mejores sermones a un solo individuo. Su conversación con la mujer samaritana, con Nicodemo, con Zaqueo, Natanael, Mateo, la sirofenisa, la pecadora en el templo y con los pobres de más allá del Jordán, todo demuestra el valor del trabajo personal. Andrés trajo a su hermano Simón (Pedro) a Jesús y de esta manera tuvo parte en la predicación de aquel sermón maravilloso en el día de Pentecostés.
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El individuo debe ganar al individuo, trabajando cara a cara y corazón con corazón. El cristiano debe entender que ha ingresado a un ejército poderoso cuyo único propósito es ganar almas para Cristo. El cristiano que nunca ha conducido un alma a Cristo, debe avergonzarse de su milicia, y sin embargo hay miles en las iglesias que nunca en toda la vida han ganado una sola persona para el Señor, y lo que es más triste: nunca han procurado ganar a nadie.
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Esta indiferencia debe ser la vergüenza de la iglesia. Hermano, mientras lees estas líneas, medita y decidete: ‘que yo voy a ganar a alguien para Cristo, y que sin demora empezaré la obra personal.’ A un joven que estaba para morir, le preguntaron: ‘¿Tienes temor a la muerte?’ Contestó: ‘No, no temo, pero no estoy listo.’ ‘¿Qué quieres decir con esto?’ ‘Tengo treinta años; he sido cristiano dos años, y no he ganado a una sola persona para Cristo. Voy al juicio con las manos vacías.’ ¡Cuántos cristianos mueren con las manos vacías! ¡Oh, hermano! ¿tendras estrellas en tu corona?
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La gran mayoría de los cristianos han sido llevados a Cristo por medio de la obra personal. El que menosprecia el trabajo con los individuos, ganará a pocos o a ninguno. Andrés fue en busca de su hermano Simón (Pedro), y lo llevó a Jesús. ¿Qué parte tendría Andrés en el gran éxito de la predicación de Pedro en el día de Pentecostés, cuando fueron añadidas a la compañía de discípulos tres mil almas?
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Así “uno por uno” son ganados para seguir al Señor. He allí a Jesús enseñando y trabajando. Habla no de un rebaño entero perdido, sino de una sola oveja. El pastor deja las noventa y nueve para ir en busca de la que se había extraviado. La mujer tenía diez dracmas, pero nada dice de las nueve que tenía guardadas y seguras, sino de la que se perdió. Un padre tenía dos hijos. ¿De cuál de ellos trata la parábola? Del que se había perdido. Cristo dice: “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10). No es por un Pentecostés, sino por UN pecador que se arrepiente..
Nuestro Señor nos deja un ejemplo glorioso. Sus enseñanzas más profundas fueron dadas no a la multitud, sino a individuos. A cierto escriba desconocido para nosotros, le anunció cuál era el más grande y principal mandamiento y por añadidura, le dijo cuál es el segundo también; a una mujer pecadora, cuyo nombre ignoramos, le proclamó el gran principio de la adoración espiritual; a Nicodemo, en lo privado, le habló maravillosamente sobre el nuevo nacimiento; y en la cruz salvó a un ladrón arrepentido.
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De entre la gran multitud que le apretaba, cuando la mujer enferma le tocó el borde de su vestido y quedó sana, Jesús fijándose más bien en el individuo que en la multitud, preguntó: “¿Quién es el que me ha tocado?” La mujer, como “vio que no se había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz” (Lucas 8:43-48).
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El método de los primeros discípulos era también ganar a los individuos uno por uno. Andrés trajo a su hermano Simón (Pedro). Probablemente Santiago llevó también a su hermano Juan. Felipe halló a Natanael y le anunció la buena nueva. Después, Felipe el evangelista, hace un viaje largo y pesado, desde Samaria hasta el despoblado, para evangelizar al eunuco. Pedro va a Cesarea para tener una conversación con Cornelio, y predicar el evangelio a un grupo reducido en su casa.
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Pablo persuade a Publio, gobernador de Cipro, a creer; en Filipos, predica a un grupo de mujeres y Lidia es convertida, y en la cárcel conduce al carcelero a los pies del Salvador, y después a los de su casa; dice que en Efeso, por tres años había anunciado y enseñado “públicamente y por las casas,” amonestando “a cada uno” (Hechos 20:20, 31). Lo vemos ante Félix razonando “de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero” (Hechos 24:25); ante el rey Agripa, hablando “palabras de verdad y de cordura” (Hechos 26:25); y enseñando al esclavo Onésimo, que, según dice el mismo apóstol, “a quien engendré en mis prisiones” (Filemón 1:10).
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De los primitivos cristianos, dispersados ya por la persecución en Jerusalén, se dice: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8:4). Comentando este texto, el Dr. Porter dice: “Y esa palabra no significa discursos prolongados en el púlpito. Significa sencillamente hablar la buena nueva. No los apóstoles, sino todos, hombres y mujeres de las filas, andaban hablando la buena nueva. De esta manera la primitiva iglesia sacudió el mundo; y ciertamente nosotros, con todas nuestras invenciones, no hemos mejorado el plan y la práctica bíblicos”.
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El Dr. Torrey da las ventajas de la obra personal, como sigue:
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1. Todos pueden hacerla.
2. Se puede hacer en todas partes.
3. Se puede hacer en todo tiempo.
4. Alcanza a todos rangos.
5. Da en el blanco.
6. Satisface todas las necesidades de la persona con que se trata.
7. Da resultado cuando otros métodos fallan.
8. Produce muy grandes resultados..
En esta obra del evangelismo personal, es absolutamente indispensable usar de tacto y saber emplear la Biblia, la Espada del Espíritu Santo, en forma oral o escrita, dependiendo siempre de la ayuda y bendición de nuestro Dios en este trabajo personal que realizaremos para ganar a más almas para Cristo.
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Lucas 8:22-25
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CRISTO HA HECHO UNA GRAN PROMESA:
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En Mateo 28:20 él prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo…
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Gracias a Dios por este Jesús que es el mismo ayer, hoy y por los siglos y aun en nuestros días está con nosotros.
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Este pasaje está enfocado a nuestra fe.
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Nosotros como cristianos, vamos navegando en un barco (mundo) lleno de maldad y de cosas contrarias a nuestra vida, pero hermanos, asegurémonos que en ese barco, Cristo va con nosotros en ese viaje; porque sin duda alguna, nos esperan grandes tempestades. Pero si Cristo es nuestro acompañante, nada debemos temer.
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Ahora… la pregunta de rigor u obligada: ¿Realmente el Señor Jesucristo va conmigo en esta barca?
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Nosotros no sabemos qué es lo que nos acontecerá en el futuro, pero el Señor sí lo sabe, y si mi preocupación es vivir la vida cristiana que a él le agrada, entonces yo puedo estar confiando en que llegado el momento de esas grandes tempestades en mi vida; Cristo sabrá calmarlas con su mano poderosa.
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Así como Dios dijo en aquellos tiempos a Moisés: ¡Dile al pueblo que marche! De la misma manera hoy en Cristo nos dice que sigamos adelante viviendo nuestra vida cristiana aun con todas esas luchas, pruebas, tribulaciones, pero con la firme promesa de que si confiamos en él, podremos vencer al mundo, como él lo ha vencido (Juan 16:33). Porque su amparo y protección serán para aquellos que guardan su palabra.
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Debemos estar conscientes también, que en nuestro andar de pronto veremos desencadenarse cosas adversas que van a querer cambiar nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestra manera de vivir en Cristo, de tal manera que pueden llegar a hacernos dudar de nuestra fe. Y Dios no ignora estas cosas, pero muchas veces las permite en nuestra vida, pero es con un propósito: “El quiere probar nuestra fe”.
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Porque él sabe que a veces enfrentamos luchas más grandes que nuestros conocimientos, que nuestras fuerzas, y que humanamente no vamos a poder enfrentarlas, porque el que está detrás de todas estas adversidades es Satanás, porque su misión en este mundo es hurtar, matar y destruir, y si no ponemos a prueba nuestra fe, si no la ejercitamos, lo más probable es que seamos derrotados y terminemos en el fondo del mar.
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Mientras estemos en este mundo, iremos navegando en contra de la corriente, enfrentando todas esas filosofías mundanas que día a día nos bombardean, que vienen y pegan en nuestra familia queriendo destruirla, arrastrarla hacia lo malo, y dice Pablo que somos ultrajados porque no corremos con ellos en su mismo desenfreno.
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Hoy en día con mayor fuerza, Satanás usa a hombres y mujeres con ideas y filosofías humanistas, aparentemente muy razonables, y si no tenemos firmes nuestras convicciones bíblicas, si no estamos sustentados en el fundamento bíblico, puede ser muy fácil dejarnos llevar por ellas.
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Nuestra mente espiritual choca contra la mente carnal de aquellos que no quieren nada con Cristo. Por tanto, debemos ser instruidos, y a su vez, instruir bíblicamente a nuestros niños y jóvenes conforme a la palabra de Dios y a su sana doctrina.
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Hermano, hermana, por favor asegurémonos, que el timón del barco de nuestra vida, de nuestro hogar, de nuestra familia, de nuestro noviazgo; sea Cristo quien lo lleve, solo de esta manera podemos asegurarnos de no naufragar…
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Seamos sinceros delante de Dios y reconozcamos que muchas veces como cristianos nos hemos dejado llevar por nuestras propias filosofías, y aparentemente cristianas y razonables hemos actuado bajo ellas. Porque en realidad olvidamos una parte esencial en la vida del cristiano, el orar, el leer a profundidad la Escritura, el razonar en ella, y sobre todo el vivirla conforme nuestro Dios nos demanda. Y por ello queremos ser nosotros mismos quienes llevamos el control de todo.
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Esto no es el propósito de Dios, porque él quiere ser nuestro guía, nuestro jefe para asegurarnos que en sus manos todo estará bien.
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No asumamos una actitud incorrecta para con nuestro Señor Jesucristo, porque es seguro, que cuando nuestra barca se hunde por nuestra actitud, por nuestro pecado, pretendemos culpar a Dios de lo que nos pasa (Marcos 4:38). Y somos incapaces de reconocer que nosotros somos los únicos responsables de lo bueno, o malo que acontezca en nuestra vida.
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¿Cuál es tu reacción o tu actitud, cuando te ves amenazado y atacado por grandes tormentas?
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¿Culpas a Dios de lo que te pasa, por tu falta de fe y obediencia?
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O ¿eres capaz de reconocer que estás quizás a punto de perecer por tu propia responsabilidad alejado de Dios?
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Pero… ¡Buenas noticias! Aun con todo ello, Dios lleno de amor nos hace estas preguntas:
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¡Hijo mío! ¿Por qué reaccionas así? ¿Por qué permites que las tempestades te agobien, cuando puedes acudir a mí? ¿Por qué no te acercas a mí cuando yo te puedo ayudar a navegar tu barca en medio de este mar de gente contraria a ti?
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No olvides que Yo te voy a ayudar, que te voy a sustentar siempre con la diestra de mi justicia, hasta que logres cruzar del otro lado (Isaías 41:10).
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Cuando vengamos a Cristo con toda nuestra confianza depositada en él; Cristo hará venir la hermosa calma, la hermosa paz, que anhela nuestra vida espiritual, y entonces habrá grande bonanza.
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Pero recordemos: Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).
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Que Dios le bendiga. Y que podamos poner en práctica esta regla básica en nuestra vida… LA FE.
Y que a través de ella, Dios nos encamine a seguirle en humildad y obediencia para llevar su mensaje de amor y salvación a quienes aun no tienen la luz del evangelio de Cristo en sus vidas. .
Condiciones generales para llevar personas a Cristo
Hay ciertas condiciones cuyo cumplimiento es absolutamente esencial para obtener éxito para llevar a las personas a Cristo. Estas condiciones son sencillas y eficaces, de modo que todo cristiano que desea evangelizar pueda alcanzarlas.
1. El que desea tener éxito para llevar a las personas a Cristo tiene que ser realmente convertido.
Jesús dijo a Pedro: “Cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos”. Pedro no estuvo en condición de ayudar a sus hermanos hasta que él mismo, después de su cobarde negación, hubo vuelto otra vez a su Maestro de todo corazón.
Si deseamos llevar a otros a Cristo tenemos que dejar todo pecado y cosa mundana o egoísta y darle a Él el derecho absoluto de reinar sobre nuestros pensamientos, intentos, y acciones. Si hay algo que deseamos hacer y no nos sometemos a Cristo para que Él haga lo que desea por medio de nosotros, careceremos de poder, y estarán perdidos los hombres a quienes pudimos haber evangelizado.
La aplicación de este principio en la vida del cristiano para decidir su acción en un caso dado, es cosa que todo individuo tendrá que determinar por sí mismo, teniendo presente que busca el honor de Cristo, y no su propio querer, si de corazón pide que Dios le guíe en lo que trata de hacer.
2. El que desea tener éxito para llevar a las personas a Cristo tiene que tener amor para con las almas, es decir, un ardiente deseo para salvar lo que se habia perdido.
Si no tenemos amor por las almas, nuestros esfuerzos serán mecánicos y sin resultados positivos. Puede ser que sepamos cómo acercarnos a las personas y qué decirles, pero nuestras palabras serán sin autoridad espiritual y no llegarán al corazón. Pero si como Pablo tenemos (Romanos 9:2) “gran tristeza y continuo dolor en el corazón”, por los perdidos, habrá una solicitud en el tono que no dejará de influenciar aún al más negligente. Y más, si tenemos amor por las almas, estaremos continuamente alerta, buscando las oportunidades para hablar con ellos, ya sea en la calle, en el taller, en el almacén, en el hogar, en el autobús o en cualquier parte que se nos presente la oportunidad.
Pero, ¿cómo podemos llegar a sentir amor por las almas? Es fácil contestar a esa pregunta. Primeramente, el amor por las almas como toda gracia cristiana, es la obra del Espíritu Santo. Si creemos que no tenemos ese amor por las almas, como debiéramos tenerlo, lo que hay que hacer es ir a Dios y confesar humildemente la falta que sentimos en nuestras vidas y pedirle que supla por el Espíritu Santo lo que tanto necesitamos y, esperar confiadamente que lo hará (Juan 5:15; Filipenses 4:19).
En segundo lugar, el Señor Jesús tenía un amor intenso por las almas (Mateo 23:37; Lucas 19:10) y la comunión intensa y constante con Él impartirá a nuestras vidas esa gracia que tuvo lugar tan prominente en Él.
En tercer lugar lo que uno siente resulta de lo que uno mismo piensa. Si deseamos tener un sentimiento en nuestras vidas debemos llenar nuestras mentes de pensamientos apropiados a ese sentimiento. Si cualquiera persona salvada piensa con discernimiento en el peligro e infelicidad de otra no salvada y en el valor de su alma ante Dios mostrado por la muerte de Jesús para salvarla, un deseo intenso por la salvación de esa alma le llenará el corazón.
En cuarto lugar, reflexión sobre nuestra condición infeliz y arruinada sin Cristo, y en el gran sacrificio que Él hizo para salvarnos, es seguro que llenará nuestros corazones con el ardiente deseo de llevar a otras a Aquél que hemos hallado.
3. El que desea tener éxito para llevar almas a Cristo debe basarse y guiarse de la Biblia, ya sea en forma oral o escrita
La palabra de Dios es la espada del Espíritu (Efesios 6:17). Es el instrumento que Dios utiliza para convencer de pecado, revelar a Cristo y regenerar al hombre.
Si trabajamos para Dios, la Biblia sería el instrumento en el cual tendríamos que confiar y con el cual deberíamos llevar a las personas hacia Él.
Tenemos que saber usar la Biblia, ya sea en forma oral o escrita, porque recordemos qe es Dios quien habla a través de nosotros usando su Palabra
a) Para mostrar a las personas que tienen necesidad de un Salvador.
b) Para mostrar que Jesucristo es el que suple esa necesidad.
c) Para mostrar cómo apropiarse de esa salvación que Cristo ofrece.
d) Para sobrellevar las dificultades del camino a seguir, a fin de que le acepten sin demora.
4. El que desea tener éxito para llevar almas a Cristo, tiene que orar mucho.
Una obra eficaz en este sentido tiene que ser acompañada de la oración a cada paso.
a) Hay que pedir a Dios nos dirija a las personas que vamos a evangelizar.
b) Hay que pedir a Dios que nos muestre lo que hay que decir a aquéllas personas a quienes nos dirige.
c) Hay que pedir que Dios imparta poder a lo que Él nos ha dado que hablar. No solamente necesitamos un mensaje de Dios, sino la ayuda del Espíritu Santo para que ese mensaje alcance el blanco.
d) Hay que pedir a Dios que continúe la obra después de haber nosotros concluído. Después de haber hecho todo lo que podíamos, no importa cuál sea el resultado aparente sea un éxito o no, siempre conviene presentar todo a Dios en oración.
En esta época en que las cosas van rapidamente si hay algo que prime sobre cualquiera otra necesidad, es la de que el cristiano que evangeliza debe orar más y más. Si oramos más, no trabajaremos menos, y al fin alcanzaremos mucho más..