TRADUZCA ESTE BLOG A OTROS IDIOMAS

23/5/10

DIOS NOS HA CONFIADO EL EVANGELIO



"Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones." 1ª de Tesalonicenses 2:4

¿Alguna vez usted ha confiado algo muy suyo a alguien?, ¿Lo ha hecho depositando toda su confianza en esa o esas personas?...


Y ¿Qué pasa cuando alguien en quien hemos confiado nos entrega un mal reporte, o malas cuentas como comúnmente decimos?

De la misma manera Dios a nosotros los cristianos nos ha confiado su Palabra, nos ha confiado su Evangelio, y somos nosotros los únicos indicados para llevar las buenas nuevas, las noticias de salvación para toda la humanidad.

Podemos decir que es relativamente fácil predicar, compartir esas noticias de salvación a través de Cristo, y que no hay posibilidad de ir al cielo fuera de él.

Hermano (a) que tenemos el privilegio de ser ahora hijos de Dios, nosotros que somos los llamados a ir y predicar el Evangelio a toda criatura; ¿seremos capaces de pensar que pueden ser otros los que deben llevar esas buenas noticias de salvación?, ¿o simplemente dejar que otros sean los que vayan y prediquen cuando la gran encomienda es también para ti y para mi?

Cada Biblia que tenemos, cada libro que poseemos como ayuda espiritual, cada documento que nos sirva de apoyo para nuestro crecimiento espiritual; es también un elemento, o un instrumento a cuentas, sobre el uso que estemos dando para dar cumplimiento a nuestra responsabilidad evangelística.


Dios me encarece a mí y te encarece a ti para que vayamos y prediquemos, y ya sabemos porqué a nosotros sí y no a los demás. 2ª de Corintios 4:1, 2, 5, 7.


Somos solo siervos de Dios, no podemos salvar a nadie, pero el poder es de Dios, porque es Él con nosotros al hablar a los perdidos. No podemos ir tampoco guiados o confiando en nuestro conocimiento intelectual, sino bajo la absoluta convicción de que es el Espíritu Santo, quien nos va a usar para hablar con denuedo a las personas.


De ninguna manera, y bajo ninguna circunstancia debemos ir con la mentalidad que somos nosotros los que podemos cambiar la mentalidad de las personas, porque de ser así, lo primero que verían en nosotros son los errores que tenemos como seres humanos.
Romanos 1:16.

El Evangelio es un poder de Dios para salvación. Porque es también el anhelo de Dios para su creación: La salvación universal. Y es de esta manera que debemos entender cuál es nuestro deber en Cristo. 1ª de Tesalonicenses 2:2.


Hay quizás muchos inconvenientes que impidan que vayamos y hablemos a la gente del gran peligro que corre lejos de Cristo, debemos dejar a un lado todo lo que nos estorba para atender al llamado de nuestro Dios. Porque el Evangelio no es para justos, sino para pecadores, y es por eso la gran necesidad de salir ya por todo el mundo y anunciar aquello que se nos ha sido confiado como Iglesia de Cristo. 1ª de Corintios 9:17 y 1ª de Timoteo 1:11. El glorioso evangelio nos ha sido encomendado. Y también el guardar lo que se nos ha encomendado. 1ª de Timoteo 6:20.


Por tanto lo que todo cristiano debe hacer, es siempre recordar y cumplir cuál es la voluntad de Dios para con sus hijos, y cuál es el mandato para todos. 2ª de Timoteo 4:1-2. No olvidando que nosotros también hemos sido rescatados de las tinieblas a su luz admirable, y ha sido para ir y anunciar las buenas nuevas de salvación.


Estimado hermano (a) que tienes la oportunidad de leer esta pequeña reflexión: No hagamos oídos sordos al llamado de Dios, no echemos en saco roto los mandamientos de nuestro Dios, ni dejemos para mañana lo que podemos hacer desde ya. No esperemos que Dios nos hable con vara de corrección si no anunciamos el glorioso Evangelio de Cristo. 1ª de Corintios 9:16
.

Recordemos que nuestro Dios es un Dios de paciencia, de clemencia y de misericordia, pero también sabemos que es un Dios de justicia.

Y como al principio preguntaba, ¿Cuál es nuestra reacción al ver que alguien nos falla?
¿Cuándo vemos que alguien nos rinde malas cuentas de aquello que le hemos confiado? Quizás con justa razón nos molestamos.

¿Entendemos ahora cómo es que se siente nuestro Dios cuando no obedecemos? ¿Cuándo le defraudamos? ¿Y para qué esperar el justo juicio de Dios en nuestras vidas? Vayamos ahora que aun es tiempo, trabajemos para Aquel que lo ha dado todo por nosotros, y más ahora que podemos ver ante nuestro ojos que el tiempo del fin se acerca…

Que Dios les bendiga grandemente, hoy y siempre, y que puedan ser edificados a través de esta sencilla reflexión bíblica.

.