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Lucas 8:22-25
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CRISTO HA HECHO UNA GRAN PROMESA:
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En Mateo 28:20 él prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo…
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Gracias a Dios por este Jesús que es el mismo ayer, hoy y por los siglos y aun en nuestros días está con nosotros.
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Este pasaje está enfocado a nuestra fe.
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Nosotros como cristianos, vamos navegando en un barco (mundo) lleno de maldad y de cosas contrarias a nuestra vida, pero hermanos, asegurémonos que en ese barco, Cristo va con nosotros en ese viaje; porque sin duda alguna, nos esperan grandes tempestades. Pero si Cristo es nuestro acompañante, nada debemos temer.
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Ahora… la pregunta de rigor u obligada: ¿Realmente el Señor Jesucristo va conmigo en esta barca?
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Nosotros no sabemos qué es lo que nos acontecerá en el futuro, pero el Señor sí lo sabe, y si mi preocupación es vivir la vida cristiana que a él le agrada, entonces yo puedo estar confiando en que llegado el momento de esas grandes tempestades en mi vida; Cristo sabrá calmarlas con su mano poderosa.
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Así como Dios dijo en aquellos tiempos a Moisés: ¡Dile al pueblo que marche! De la misma manera hoy en Cristo nos dice que sigamos adelante viviendo nuestra vida cristiana aun con todas esas luchas, pruebas, tribulaciones, pero con la firme promesa de que si confiamos en él, podremos vencer al mundo, como él lo ha vencido (Juan 16:33). Porque su amparo y protección serán para aquellos que guardan su palabra.
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Debemos estar conscientes también, que en nuestro andar de pronto veremos desencadenarse cosas adversas que van a querer cambiar nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestra manera de vivir en Cristo, de tal manera que pueden llegar a hacernos dudar de nuestra fe. Y Dios no ignora estas cosas, pero muchas veces las permite en nuestra vida, pero es con un propósito: “El quiere probar nuestra fe”.
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Porque él sabe que a veces enfrentamos luchas más grandes que nuestros conocimientos, que nuestras fuerzas, y que humanamente no vamos a poder enfrentarlas, porque el que está detrás de todas estas adversidades es Satanás, porque su misión en este mundo es hurtar, matar y destruir, y si no ponemos a prueba nuestra fe, si no la ejercitamos, lo más probable es que seamos derrotados y terminemos en el fondo del mar.
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Mientras estemos en este mundo, iremos navegando en contra de la corriente, enfrentando todas esas filosofías mundanas que día a día nos bombardean, que vienen y pegan en nuestra familia queriendo destruirla, arrastrarla hacia lo malo, y dice Pablo que somos ultrajados porque no corremos con ellos en su mismo desenfreno.
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Hoy en día con mayor fuerza, Satanás usa a hombres y mujeres con ideas y filosofías humanistas, aparentemente muy razonables, y si no tenemos firmes nuestras convicciones bíblicas, si no estamos sustentados en el fundamento bíblico, puede ser muy fácil dejarnos llevar por ellas.
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Nuestra mente espiritual choca contra la mente carnal de aquellos que no quieren nada con Cristo. Por tanto, debemos ser instruidos, y a su vez, instruir bíblicamente a nuestros niños y jóvenes conforme a la palabra de Dios y a su sana doctrina.
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Hermano, hermana, por favor asegurémonos, que el timón del barco de nuestra vida, de nuestro hogar, de nuestra familia, de nuestro noviazgo; sea Cristo quien lo lleve, solo de esta manera podemos asegurarnos de no naufragar…
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Seamos sinceros delante de Dios y reconozcamos que muchas veces como cristianos nos hemos dejado llevar por nuestras propias filosofías, y aparentemente cristianas y razonables hemos actuado bajo ellas. Porque en realidad olvidamos una parte esencial en la vida del cristiano, el orar, el leer a profundidad la Escritura, el razonar en ella, y sobre todo el vivirla conforme nuestro Dios nos demanda. Y por ello queremos ser nosotros mismos quienes llevamos el control de todo.
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Esto no es el propósito de Dios, porque él quiere ser nuestro guía, nuestro jefe para asegurarnos que en sus manos todo estará bien.
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No asumamos una actitud incorrecta para con nuestro Señor Jesucristo, porque es seguro, que cuando nuestra barca se hunde por nuestra actitud, por nuestro pecado, pretendemos culpar a Dios de lo que nos pasa (Marcos 4:38). Y somos incapaces de reconocer que nosotros somos los únicos responsables de lo bueno, o malo que acontezca en nuestra vida.
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¿Cuál es tu reacción o tu actitud, cuando te ves amenazado y atacado por grandes tormentas?
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¿Culpas a Dios de lo que te pasa, por tu falta de fe y obediencia?
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O ¿eres capaz de reconocer que estás quizás a punto de perecer por tu propia responsabilidad alejado de Dios?
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Pero… ¡Buenas noticias! Aun con todo ello, Dios lleno de amor nos hace estas preguntas:
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¡Hijo mío! ¿Por qué reaccionas así? ¿Por qué permites que las tempestades te agobien, cuando puedes acudir a mí? ¿Por qué no te acercas a mí cuando yo te puedo ayudar a navegar tu barca en medio de este mar de gente contraria a ti?
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No olvides que Yo te voy a ayudar, que te voy a sustentar siempre con la diestra de mi justicia, hasta que logres cruzar del otro lado (Isaías 41:10).
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Cuando vengamos a Cristo con toda nuestra confianza depositada en él; Cristo hará venir la hermosa calma, la hermosa paz, que anhela nuestra vida espiritual, y entonces habrá grande bonanza.
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Pero recordemos: Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).
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Que Dios le bendiga. Y que podamos poner en práctica esta regla básica en nuestra vida… LA FE.
Y que a través de ella, Dios nos encamine a seguirle en humildad y obediencia para llevar su mensaje de amor y salvación a quienes aun no tienen la luz del evangelio de Cristo en sus vidas.
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CRISTO HA HECHO UNA GRAN PROMESA:
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En Mateo 28:20 él prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo…
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Gracias a Dios por este Jesús que es el mismo ayer, hoy y por los siglos y aun en nuestros días está con nosotros.
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Este pasaje está enfocado a nuestra fe.
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Nosotros como cristianos, vamos navegando en un barco (mundo) lleno de maldad y de cosas contrarias a nuestra vida, pero hermanos, asegurémonos que en ese barco, Cristo va con nosotros en ese viaje; porque sin duda alguna, nos esperan grandes tempestades. Pero si Cristo es nuestro acompañante, nada debemos temer.
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Ahora… la pregunta de rigor u obligada: ¿Realmente el Señor Jesucristo va conmigo en esta barca?
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Nosotros no sabemos qué es lo que nos acontecerá en el futuro, pero el Señor sí lo sabe, y si mi preocupación es vivir la vida cristiana que a él le agrada, entonces yo puedo estar confiando en que llegado el momento de esas grandes tempestades en mi vida; Cristo sabrá calmarlas con su mano poderosa.
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Así como Dios dijo en aquellos tiempos a Moisés: ¡Dile al pueblo que marche! De la misma manera hoy en Cristo nos dice que sigamos adelante viviendo nuestra vida cristiana aun con todas esas luchas, pruebas, tribulaciones, pero con la firme promesa de que si confiamos en él, podremos vencer al mundo, como él lo ha vencido (Juan 16:33). Porque su amparo y protección serán para aquellos que guardan su palabra.
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Debemos estar conscientes también, que en nuestro andar de pronto veremos desencadenarse cosas adversas que van a querer cambiar nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestra manera de vivir en Cristo, de tal manera que pueden llegar a hacernos dudar de nuestra fe. Y Dios no ignora estas cosas, pero muchas veces las permite en nuestra vida, pero es con un propósito: “El quiere probar nuestra fe”.
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Porque él sabe que a veces enfrentamos luchas más grandes que nuestros conocimientos, que nuestras fuerzas, y que humanamente no vamos a poder enfrentarlas, porque el que está detrás de todas estas adversidades es Satanás, porque su misión en este mundo es hurtar, matar y destruir, y si no ponemos a prueba nuestra fe, si no la ejercitamos, lo más probable es que seamos derrotados y terminemos en el fondo del mar.
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Mientras estemos en este mundo, iremos navegando en contra de la corriente, enfrentando todas esas filosofías mundanas que día a día nos bombardean, que vienen y pegan en nuestra familia queriendo destruirla, arrastrarla hacia lo malo, y dice Pablo que somos ultrajados porque no corremos con ellos en su mismo desenfreno.
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Hoy en día con mayor fuerza, Satanás usa a hombres y mujeres con ideas y filosofías humanistas, aparentemente muy razonables, y si no tenemos firmes nuestras convicciones bíblicas, si no estamos sustentados en el fundamento bíblico, puede ser muy fácil dejarnos llevar por ellas.
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Nuestra mente espiritual choca contra la mente carnal de aquellos que no quieren nada con Cristo. Por tanto, debemos ser instruidos, y a su vez, instruir bíblicamente a nuestros niños y jóvenes conforme a la palabra de Dios y a su sana doctrina.
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Hermano, hermana, por favor asegurémonos, que el timón del barco de nuestra vida, de nuestro hogar, de nuestra familia, de nuestro noviazgo; sea Cristo quien lo lleve, solo de esta manera podemos asegurarnos de no naufragar…
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Seamos sinceros delante de Dios y reconozcamos que muchas veces como cristianos nos hemos dejado llevar por nuestras propias filosofías, y aparentemente cristianas y razonables hemos actuado bajo ellas. Porque en realidad olvidamos una parte esencial en la vida del cristiano, el orar, el leer a profundidad la Escritura, el razonar en ella, y sobre todo el vivirla conforme nuestro Dios nos demanda. Y por ello queremos ser nosotros mismos quienes llevamos el control de todo.
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Esto no es el propósito de Dios, porque él quiere ser nuestro guía, nuestro jefe para asegurarnos que en sus manos todo estará bien.
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No asumamos una actitud incorrecta para con nuestro Señor Jesucristo, porque es seguro, que cuando nuestra barca se hunde por nuestra actitud, por nuestro pecado, pretendemos culpar a Dios de lo que nos pasa (Marcos 4:38). Y somos incapaces de reconocer que nosotros somos los únicos responsables de lo bueno, o malo que acontezca en nuestra vida.
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¿Cuál es tu reacción o tu actitud, cuando te ves amenazado y atacado por grandes tormentas?
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¿Culpas a Dios de lo que te pasa, por tu falta de fe y obediencia?
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O ¿eres capaz de reconocer que estás quizás a punto de perecer por tu propia responsabilidad alejado de Dios?
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Pero… ¡Buenas noticias! Aun con todo ello, Dios lleno de amor nos hace estas preguntas:
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¡Hijo mío! ¿Por qué reaccionas así? ¿Por qué permites que las tempestades te agobien, cuando puedes acudir a mí? ¿Por qué no te acercas a mí cuando yo te puedo ayudar a navegar tu barca en medio de este mar de gente contraria a ti?
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No olvides que Yo te voy a ayudar, que te voy a sustentar siempre con la diestra de mi justicia, hasta que logres cruzar del otro lado (Isaías 41:10).
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Cuando vengamos a Cristo con toda nuestra confianza depositada en él; Cristo hará venir la hermosa calma, la hermosa paz, que anhela nuestra vida espiritual, y entonces habrá grande bonanza.
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Pero recordemos: Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).
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Que Dios le bendiga. Y que podamos poner en práctica esta regla básica en nuestra vida… LA FE.
Y que a través de ella, Dios nos encamine a seguirle en humildad y obediencia para llevar su mensaje de amor y salvación a quienes aun no tienen la luz del evangelio de Cristo en sus vidas.
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