TRADUZCA ESTE BLOG A OTROS IDIOMAS

16/1/11

MANUAL PARA TESTIFICAR (VI)

.

TU TESTIMONIO CON LA LEY

Si eliges dar tu testimonio, está bien. (Esta manera de testificar puede ser muy efectiva, por ejemplo, durante la Navidad para testificar a los muy queridos de la familia porque es menos agresiva.) Sólo recuerda que debes usar la Ley y, sobre todo, no digas, “Antes de conocer a Jesús, estaba triste y no me sentía pleno ni realizado. Lo intenté todo, pero simplemente nada me hacía feliz. Entonces, le di mi corazón a Jesús y desde entonces he sido feliz.” Disculpa, eso está mal y sólo introducirá un motivo equivocado produciendo un falso convertido.

En vez de esto, empieza compartiendo algo acerca de tu vida antes detu salvación y mete la Ley como en el siguiente ejemplo (pero en tus propias palabras por supuesto): “...Entonces, alguien me mostró los Diez Mandamientos de Dios y me di cuenta que no importaba cómo yo me veía. La Ley me mostró que no sería juzgado según mi propia norma de bondad y justicia, sino según la norma de Dios. Entendí que Él me veía como un mentiroso y que todos lo mentirosos tienen su parte en el lago de fuego. Me di cuenta que había usado Su nombre precioso y santo como una palabra sucia y que Él no dará por inocente al que tomare Su nombre en vano.” De esta manera, habla de todos los
Diez mandamientos si puedes.

“Fue entonces cuando me di cuenta que iba a estar en un gran problema en el Día del Juicio y que merecía ir al infierno. Casi muero del miedo que sentía. Yo no quería ir al infierno. Es un lugar que nunca quiero experimentar. Entonces, un amigo me habló de Jesús y la cosa asombrosa que Él hizo por mí. Dos mil años atrás Él fue brutalmente azotado y golpeado. Luego, fue crucificado en una cruz y derramó Su sangre para que yo pudiera ser perdonado. ¡Asombroso! Yo había violado la Ley y Jesús pagó mi multa. Luego, Él resucitó de entre los muertos venciendo a la muerte.

“Cuando yo escuché eso caí de rodillas, confesé mis pecados con muchas lágrimas y me entregué al Señor Jesucristo. Desde entonces, he estado leyendo la Biblia porque quiero saber más y más acerca de Aquel que me ama tanto que murió por mí. Ahora sé que cuando yo muera, no seré hallado culpable porque Jesús sufrió mi castigo—Él padeció lo que yo merezco por mis pecados.”

“¡LA BIBLIA NO ES LA VERDAD!”

Esta es quizás la queja más común de los inconversos. ¿Cómo debemos responderles? Bueno, la respuesta es sencilla: Simplemente no respondemos. Es cierto.

Digamos que tú has puesto una espada de filo cortante a mi cuello y me dices que vas a decapitarme. Yo te digo, “¡Ja! ¡Yo no creo en espadas!”

Lo que yo creo no haría ninguna diferencia. Así es con la Biblia, la espada de dos filos del Espíritu Santo. A pesar de que el incrédulo dice que la Biblia no es verídica ni confiable, manéjala como siempre y déjala hacer su obra de discernimiento.

“Yo no creo que la Biblia es la verdad.”

“Yo lo sé. ¿Será inocente o culpable ante Dios?”

“Pero la Biblia contiene errores.”

“Yo sé que usted cree eso. ¿Inocente o culpable?”

“¡Pero yo no creo en la Biblia!”

“Por supuesto que no, pero supongamos que la Biblia es la verdad. ¿Inocente o culpable?”

LOS CRISTIANOS INMUNIZADOS

Oh, no. Si estás enfrentándote a alguien que asiste a una iglesia y sabe algunos versículos de la Biblia (especialmente Juan 3:16), tienes frente a ti el encuentro más difícil de todos. Contestará tus preguntas correctamente pero simplemente no vive como un cristiano. No eres su juez, sólo Dios conoce el estado de su alma, pero tú tienes todo el derecho y también la obligación de juzgar a aquellos en la iglesia que están pecando (1 Corintios 5:12-13). Aquí hay algunas preguntas que podrían revelar su nivel de fe o entendimiento.

¿Eres nacido de nuevo?

Si la persona dice que no, recuérdale que Jesús dice que un hombre tiene que nacer de nuevo para entrar en el reino de los Dios (Juan 3:3).

¿Cuándo fue la última vez que leíste tu Biblia a solas?

Si dice que fue hace algún tiempo, expresa tu preocupación. “¿Qué pensarías si tú enviaras cartas de amor a tu esposa (esposo) y ella (él) nunca tomara el tiempo para leerlas? Tú empezarías a sospechar que quizá ella (él) no está muy interesada(o) en ti. Eso es exactamente cómo Dios se siente. Él te envió 66 cartas y tú raramente las lees, ¿qué deberíamos concluir de tu amor por Él?”

¿Conoces a Jesús?

Esto realmente llega al meollo del asunto. La gente (incluyendo a los pastores) puede saberlo todo acerca de Jesús, pero no lo conoce. Recuérdale que no estás para juzgarlo, pero que estás preocupado y que la Biblia dice que deberíamos examinarnos para ver si estamos en la fe (2 Corintios 13:5).

UNA COSA MÁS

Nuestro principio es este: “La Ley para los soberbios, la gracia para los humildes”. La regla que seguimos es usar la Ley en el evangelismo para suavizar el corazón duro para recibir el evangelio. Una vez que has memorizado el ejemplo que hemos provisto, puedes incorporar tu personalidad y tu propio estilo. Esto quiere decir que no tienes que usar nuestro ejemplo palabra por palabra. Puedes cambiar las palabras y crear tu propia manera de presentar el evangelio... siempre y cuando sigue el principio fundamental y bíblico de “la Ley para los soberbios y la gracia para los humildes”.

Aquí está un ejemplo de usar la Ley:

“Hola, amigo, juguemos ‘Esta fue tu vida’. Vayamos años atrás, a su niñez. ¿Recuerdas alguna vez cuando fuiste un travieso? ¿Te llevaste un dinero que pertenecía a tus papás? Avancemos hasta los años de tu juventud. ¿Te acuerdas de alguna fantasía que tuviste de una joven? ¿Cuántas veces crees que hiciste eso? Ahora como adulto, ¿crees que Dios siempre ha sido primero en tu vida o has puesto tu carrera o el placer delante de Él?”.

Otra opción sería enfocarte en un solo pecado:

- Para un hindú, tal vez quieras pasar mucho tiempo hablando acerca de los primeros tres mandamientos.

- Para un hombre, la enseñaza de Jesús acerca de mirar a una mujer para codiciarla es muy convincente.

- Para una persona que parece tener mucho dinero, el décimo mandamiento de no codiciar puede ser significante.

- Para todos, la ingratitud (no darle gracias a Dios por todo lo bueno que hemos recibido) es muy convincente.

- Para el bocón (o la bocona) que no puede dejar de usar malas palabras, el tercer mandamiento acerca de la blasfemia puede ser exactamente lo que necesita oír.

Así que, hay muchas diferentes maneras de usar la Ley, pero el hecho es que tienes que usarla si quieres ver conversiones verdaderas. Incorpora tu propia personalidad y crea mejores ejemplos que nosotros tenemos aquí, pero por favor no pierdas el principio: “La Ley para el soberbio, la gracia para el humilde”.

Bueno, esto es todo. Si quieres escuchar algunos de estos principios en acción, puedes buscar los archivos de audio en el sitio web http://www.wayofthemasterradio.com/ y bajarlos gratuitamente. O escucha los encuentros para testificar en el CD “Terrified” (a la venta en el mismo sitio web).

Mientras que escuches, fíjate en las cinco preguntas.

Si has leído todo esto, yo quiero felicitarte y animarte. Has invertido más tiempo que la mayoría de los cristianos en tratar de equiparte para testificar. Ora mucho. Practica mucho. Y luego busca a un desconocido (porque es más fácil con un desconocido que con alguien de la familia) y a la lucha.

De nuevo, ¡bien hecho! Estás esforzándote para ser un siervo fiel y verdadero.